martes, 8 de noviembre de 2011

Otra profecía para mí

El domingo pasado fué de mucha bendición para mí.
Todo transurrió normal pero yo pude sentir mas fuerte la presencia de Dios desde el comienzo.
A las 2.30 pm comenzó la escuela dominical y el tema que se abordó fúe el de la sal de la tierra, pero partiendo de la bienaventuranzas. Lo raro es que el mismo domingo a las 2.30 pero de la mañana yo no pude dormir, simplemente se me fué el sueño así que me puse a orar un rato y después a leer la Biblia y que creen?, pues el pasaje que leí fué exactamente el mismo del que se nos dió la escuela dominical doce horas mas tarde, así que asumí de parte de Dios tal casualidad y estuve muy atento a la enseñanza.
Durante el culto el mover del Espiritu Santo fué asombroso, cada día puedo sentirlo más fuerte entre la congregación y eso me dá mucho gusto porque muchos somos los que siempre llevamos en nuestras oraciones la petición por un descenso del Poder de Dios sobre la Iglesia. Especialemente sobre ésta porque me dab la impresión de que no se le daba mucha libertad al Espiritu Santo y poco a poco puedo ver que la gente se vá liberando más y le permite a Dios manifestarse a través de ellos con cantos, gritos, saltos y por supuesto: nuevas lenguas.
Predicó un hermano que otra vez no conozco y al final lanzó un llamado a quienes quisieran pasar al altar para ministrarlos. La mayoría del pueblo pasó pero yo nó. Me quedé en mi silla orando de pié, luego avancé un poco pero muy retirado del altar y de pié continué orando. Pude ver que algunos hermanos y hermanas entraban en Bendición y a varios que caían de espaldas (cosa que nunca me ha gustado que suceda) pero el caso es que ni siquiera me acerqué para ayudar en la ministración ni nada. De pronto veo que el predicador se dirije hacia dónde yo estaba y me dice: El Espiritu Santo me dice que tu vas a ser un predicador de La Palabra y vas a predicar en los PENALES y en los HOSPITALES. Me dijo algunas otras cosas y me tocó el corazón. Yo solo dije amén, amén y amén y bajé la cabeza para escucharlo. Después de que se retiró de frente a mí continué orando un poco más pregúnándole a Dios acerca de ésto que se me acababa de decir y suplicándole por una confirmación en caso de ser Palabra de Él.
Hasta hoy medito en lo que se me dijo.
Hasta aquí éste artículo. Saludos.

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