domingo, 14 de agosto de 2011

Un pastor que corrije a quienes predican.

Para empezar no sé si la palabra "corrije" que apliqué en el título está bien escrita, posiblemente se escriba con "g".
El pasado viernes tuvimos el culto normal, de 7 pm a 9.30 pm.
Todo bien, todo normal hasta la predicación. Le tocó predicar a una hermana a la que voy tomándole un poco más de aprecio (a todos los quiero porque por eso nos decimos HERMANOS) y que de hecho alguna vez me dijo que el Espiritu le había mostrado que yo predicaría La Palabra por caminos, carreteras, veredas, etc. Mi aprecio especial por ella no radica en eso que me dijo (y que aún no decido si creer ó nó) sino en la pasión que tiene a la hora de exhortar a la congregación y su gran conocimiento de las Escrituras. Admiro esa pasión y reconozco su disciplina para conocer de memoria gran parte de la Biblia.
La hermana predicó con mucho entusiasmo, con mucho gozo, con mucha "enjundia". Es de esas personas que cuando predican, gritan. Pero no gritos vacíos sino con contenido, es decir no gritos de esos que solo buscan llenar el espacio para que la predicación parezca ungida, sino gritos de EXHORTO realmente ungidos llenos de gozo verdadero. Sus gritos y sobre todo el contenido de sus ideas generan en muchos de nosotros una intensidad que también nos motiva a gritar el típico amen, gloria a Dios, aleluya, gracias Señor, etc.
La predicación en sí fué un EXHORTO a la Iglesia a predicar. Por eso he repetido tanto esa palabrita "exhorto" durante éste tema, porque creo que el don de la hermana es el "don de la exhortación".
El pequeño detalle surgió cuando la hermana comentó que el miércoles pasado (dos días antes de éste viernes que les platico), ella sintió de parte de Dios salirse a la hora del culto e ir a predicar a determinado lugar. De hecho lanzó una especie de reclamo a los que solo nos conformamos con ir a los cultos los miercoles, viernes y domingos. Tiene razón al decirnos que esa es una vida cristiana muy cómoda pero que nó es la vida cristiana que debemos de llevar. La vida cristiana nó es cómoda, bueno, la verdadera vida cristiana.
Al terminar su participación le entregó el lugar al pastor quien siempre hace al final de cada culto una ministración general. Cuando el pastor tomó el lugar hizo una referencia a Eclesiastés (si mal nó recuerdo) dónde la Biblia dice que "todo tiene su tiempo". Tiempo para reír, tiempo para llorar, tiempo para sembrar, tiempo para segar, etc. todo tiene su tiempo y el tiempo del culto, es el tiempo del culto. Mas menos nos dijo que si Dios ha establecido una congregación y esa congregación estableció horarios de actividades, TODOS los miembros de esa congregación debemos estar sujetos a ella. Para el pastor nó es válido decir "ahora no voy al culto porque le voy a predicar al vecino", para todo hay tiempo y nó podemos usar el tiempo que Dios destina a NUESTRA PROPIA MINISTRACIÓN para nosotros ir a ministrar a otros.
Estuve totalmente de acuerdo con el pastor, claro él dijo ésto con toda sutileza sin que pareciera una contradicción a lo que la hermana comentó, de hecho estoy seguro que muchos ni cuenta se dieron de ésta situación.
Luego nos ministró y terminó la actividad.
Un aplauso para el pastor porque nó dejó pasar el error.

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